NARADA MAHATHERA
Traducción española por Alejandro Córdova
La
pila de huesos (de
todos los cuerpos) de un hombre
que
ha vivido por sólo un eón,
formaría
una alta montaña.
Esto
dijo el Gran Vidente (Buddha).
Itivuttaka
El momento de la muerte es, sin duda, un momento
crítico y determinante en la vida de cualquier hombre. De acuerdo con la
filosofía del Abhidhamma, en la mente del moribundo se presenta un ‘kamma’, un
‘kamma nimitta’ o un ‘gati nimitta’. Por ‘kamma’, en este caso, se entiende la
representación mental de algún acto bueno o malo realizado durante el periodo en
que la persona haya vivido o inmediatamente antes del momento de morir. Se
trata, pues, de un pensamiento cuyo contenido es bueno o
malo.
Si la persona hubo cometido alguno de los cinco
crímenes atroces (garuka kamma) como por ejemplo el parricidio, antes de su
muerte experimentará ese kamma. Si por el contrario, la persona que está
muriendo hubo desarrollado ‘jhanas’, es decir, altos estados meditativos de
conciencia, entonces experimentará este buen kamma antes de morir. Estos
pensamientos son tan poderosos que eclipsan totalmente toda otra acción y
aparecen vívidamente en la mente del que está muriendo.
Si el moribundo no ha hecho ninguna de estas
acciones pesadas, puede tomar como objeto del proceso cognitivo del morir un
kamma realizado inmediatamente antes de la muerte (asanna kamma), el cual recibe
el nombre de ‘kamma próximo a la muerte’. Este kamma es muy importante porque
determina el inmediato renacimiento.
En ausencia de un kamma próximo a la muerte, entonces
se presentará en la mente del moribundo un acto bueno o malo habitual (acinna
kamma), como por ejemplo el de curar a enfermos en el caso de un buen médico, o
el de enseñar el Dhamma, en el caso de un bhikkhu pío, o el de robar en el caso
de un ladrón.
Si no hubiera cualquiera de los kammas anteriores,
entonces se presentará en su mente cualquier acto bueno o malo trivial (katatta
kamma) como objeto del proceso cognitivo del morir.
‘Kamma nimitta’ o símbolo significa una
representación mental de cualquier objeto visual, sonoro, olfativo, gustativo,
táctil o idea que fue predominante cuando el sujeto realizaba alguna actividad
importante, buena o mala. Por ejemplo, la visión de cuchillos o animales
muriendo en el caso de un carnicero, o de pacientes en el caso de un médico, o
un objeto de devoción en el caso de un devoto.
‘Gati nimitta’ o símbolo de destino significa un símbolo
relacionado con el lugar del futuro renacimiento. Este símbolo se presenta
por sí mismo ante la persona moribunda y estampa su atmósfera de alegría o
de tristeza sobre los hechos. Cuando estos indicios del futuro renacimiento
ocurren, si son malos a veces pueden modificarse influyendo en los pensamientos
del moribundo. Entre las visiones premonitorias de destino se pueden observar
fuego, bosques, montañas, el vientre materno, mansiones celestiales y cosas
semejantes[1].
La muerte, pues, es un proceso cuyo objeto puede ser
un ‘kamma’, un ‘kamma nimitta’ (símbolo) o un ‘gati nimitta’ (símbolo de
destino). Aunque la muerte ocurriera de forma instantánea, el proceso cognitivo
realiza su curso por sí mismo.
Con el objeto de ilustrar mejor lo anterior,
imaginemos que el moribundo va a renacer en el reino humano y que el objeto del
proceso cognitivo del morir es un buen kamma. Su conciencia de ‘bhavanga’, es
decir, su conciencia de continuidad vital, se interrumpirá, vibrará por un
momento mental y cesará. Después, la conciencia de advertencia en la puerta de
la mente (mano-dvaravajjana) surgirá y cesará. Entonces se presentará un estado
psíquico muy importante, el proceso de ‘javana’, o sea, los momentos mentales
durante los cuales se realiza el kamma y que, debido a su debilidad, ocurre sólo
por cinco momentos mentales en lugar de los siete normales, a este proceso de
‘javana’ le falta todo poder reproductivo; su función principal es esencialmente
la de regular la nueva existencia. El objeto que aquí se presenta es deseable y
la conciencia que se experimenta es moral. La conciencia ‘tadalambana’, que para
su función puede ser registrada o identificada por dos momentos del objeto
percibido, puede o no presentarse a continuación. Después de esto ocurrirá la
conciencia de muerte o ‘cuti-citta’, es decir, el último momento mental que el
moribundo experimenta en esta vida presente.
Existe una concepción errónea entre algunos que creen
que el subsecuente nacimiento está condicionado por esta última conciencia de
muerte (cuticitta), la cual no tiene ninguna función especial que realizar en sí
misma. Lo que realmente condiciona el renacimiento es aquello que se experimenta
durante el proceso de ‘javana’. Este proceso sí regula la nueva existencia
porque mientras dura se realiza un nuevo kamma.
Con la cesación de la conciencia del moribundo ocurre
la muerte. A partir de ese momento no se producirán propiedades materiales
producidas por la mente (cittaja-rupa) o por el alimento (aharaja-rupa). Desde
entonces y hasta el momento en que el cuerpo se reduzca a polvo[2],
sólo se producirán una serie de propiedades materiales producidas por la
temperatura (utuja-rupa).
Simultáneamente con el surgimiento de la conciencia
de renacimiento surge la década del cuerpo, la década del sexo y la década base
(khaya-bhava-vatthu-dasaka)[3].
De acuerdo con el buddhismo, el sexo es determinado en el momento de la
concepción y es condicionado por el kamma, y no sólo por una combinación
fortuita del esperma y del óvulo[4].
La extinción de la conciencia del nacimiento pasado
es la ocasión para que surja la nueva conciencia del nacimiento que sigue. Sin
embargo, nada inmodificable o permanente se transmite del pasado al presente.
Así como la rueda solo toca un punto del terreno en donde descansa, de la misma
manera y estrictamente hablando, solamente vivimos un momento mental. Nosotros
siempre estamos en el presente y este presente continuamente se desliza hacia el
pasado irrevocable. Cada momento de conciencia de este proceso vital
continuamente cambiante, al extinguirse transmite a su sucesor la totalidad de
su energía, así como también las imborrables impresiones contenidas en él. Cada
nueva conciencia consta de las potencialidades de su predecesor y algo más. Al
morir, la conciencia perece, aunque en realidad perece a cada momento para a
continuación dar origen a una nueva conciencia en otro nacimiento. Esta
conciencia nueva hereda todas las experiencias pasadas; como todas las
experiencias se registran invariablemente en el siempre cambiante palimpsesto
mental y todas las potencialidades son transmitidas de vida en vida,
independientemente de su desintegración temporal, de esta manera pueden haber
reminiscencias de nacimientos o incidentes pasados, lo cual sería imposible si
dependiera exclusivamente de la memoria, ya que ésta, a su vez, depende sólo de
las células cerebrales.
Bhikkhu Silacara explica lo anterior de la siguiente
manera: “Este nuevo ser que es la manifestación presente del flujo de energía
del kamma no es el mismo y no tiene identidad con el ser previo, los agregados
que lo constituyen son diferentes y no tienen identidad con los constituyentes
del ser que lo precede. Pero tampoco es un ser completamente diferente, ya que
posee el mismo flujo de energía de kamma, aunque modificado por aparecer en esa
manifestación que ahora se presenta en el mundo sensoperceptivo como un nuevo
ser”.
La
muerte, de acuerdo con el buddhismo, es la cesación de la vida
psicofísica de una existencia particular. Es la extinción de la
vitalidad (ayu),
es decir, vida psíquica y física (jivitindriya), calor (usma) y
conciencia (viññana). La muerte no es la total aniquilación del ser,
porque aunque es el
final de un lapso de vida, la fuerza que hasta ese momento actuó no es
aniquilada. Así como la luz eléctrica es la manifestación visible de la
energía
eléctrica invisible, de la misma manera nosotros somos la manifestación
externa
de la energía kármica invisible. El foco puede ser roto y la luz puede
extinguirse, pero la corriente eléctrica permanece y la luz se puede
reproducir
en otro foco; de la misma manera la fuerza kármica permanece
imperturbable con
la desintegración del cuerpo físico, y la extinción de la conciencia
presente
conduce al surgimiento de una conciencia nueva en otro renacimiento. Sin
embargo, nada inmodificable o permanente “pasa” del estado presente al
estado
futuro. Cuando el pensamiento que se experimenta antes de morir es de
tipo
moral, entonces la conciencia de reconexión resultante toma como su
material un
espermatozoide y un óvulo apropiados de los seres humanos que serán los
padres.
Después la conciencia de reconexión (patisandhi-viññana) cesa en el
estado de
bhavanga, es decir, el estado de conciencia de continuidad vital[5].
El buddhismo puro no apoya la creencia de que el
espíritu de la persona que ha muerto habita en un estado temporal hasta que
encuentra un lugar adecuado para su “reencarnación”.
En el momento de morir, la continuidad del flujo de
energía no es rota en cuanto al tiempo, y no hay brecha alguna en el flujo de la
conciencia. El renacimiento tiene lugar inmediatamente, sin importar el lugar en
que se renace. Esto es semejante a una onda electromagnética, que proyectada al
espacio es inmediatamente reproducida en un aparato receptor de radio. El
renacimiento del flujo mental también es instantáneo y no existe ningún tipo de
espacio para alguna forma de estado intermedio (antarabhava)[6].
Esta cuestión del renacimiento instantáneo se
encuentra expresada de la siguiente manera en el Milindapanha
:
Preguntas del rey
Milinda:
-“Venerable
Nagasena, si alguien muere aquí y renace
en el mundo de Brahma y otro muere aquí y renace en Cachemira, ¿quién de ellos
llegará primero?
-¡Oh Rey! Ellos arribarán al mismo
tiempo.
¡Oh Rey!
¿En qué ciudad nació usted?
-En una población llamada Kalasi, Venerable
Señor.
-¿Qué distancia hay de aquí a Kalasi, oh
Rey?
-Alrededor de 200 millas, Venerable
Señor.
-¿Y qué distancia hay de aquí a Cachemira, oh
Rey?
-Alrededor de doce millas, Venerable
Señor.
-Ahora piense en el poblado de Kalasi, oh
Rey.
-Ya lo he hecho, Venerable
Señor.
-Ahora piense en Cachemira, oh
Rey.
-Ya lo hice, Venerable Señor.
-Oh Rey, de la misma manera quien muere aquí y renace
en el mundo de Brahma no lo hace más tardíamente que aquel que muere aquí y
renace en Cachemira.
-Dadme un símil más, Venerable
Señor.
-¿Qué piensa, oh Rey? Suponga que dos pájaros que se
encuentran volando y ellos se posan al mismo tiempo, uno en la rama más alta de
un árbol y el otro en la más baja. ¿Cuál de las dos sombras de los pájaros se
posará primero sobre la tierra y cuál después?
-Ambas sombras lo harán al mismo tiempo, no una
primero y la otra después”.[7]
De acuerdo con el
buddhismo, los seres vivos son
infinitos en número, así como también lo son los mundos. La fecundación del
óvulo no es el único camino para renacer. La tierra, una casi insignificante
mota de polvo en el universo, no es el único plano, y los humanos no son los
únicos seres.[8]
De ahí que sea completamente razonable afirmar que siempre habrá un lugar
apropiado para recibir la última vibración de pensamiento de quienes mueren.
Siempre hay un punto listo para recibir la piedra que cae.
* * * * *
*
Capítulo 28 (How Rebirth Takes Place) del libro The Buddha and His
Teachings por Narada Mahathera. Traducción española por Alejandro Córdova.
Traducción española con permiso de la Buddhist Publication Society (BPS).Este
material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en
forma gratuita. Traducción española ©CMBT 2000. Última revisión viernes 8 de septiembre de 2000. Fondo Dhamma Dana.
[1] Para más detalles con relación a estas
“visiones premonitorias” del lugar de renacimiento, véase Dr. W. Y. Evans-Wentz,
The Tibetan Book of the Dead, p. 183.
[2]
De acuerdo con el buddhismo las propiedades materiales se producen en cuatro
formas:
a.- Kamma, es decir, acciones morales e inmorales.
b.- Utu,
cambio físico o tejo, calor (este elemento incluye tanto al calor como al
frío).
c.- Citta, es decir, mente y
propiedades mentales.
d.-
Ahara, es decir, nutrientes que existen en el
alimento.
[3] Véase capítulo
anterior (capítulo 27 del libro The Buddha and His Teachings por el Venerable Narada
Mahathera).
[4] (compare)... “El sexo del individuo es
determinado en el momento de la concepción por el cromosoma de los gametos. A
través de estos, el embrión es dotado de una potencialidad a desarrollar en
dirección a un sexo”. Frank Alexander,
Psychosomatic Medicine, p. 219.
[5] Ver Narada Thera, A
Manual of Abhidhamma, p. 273.
[6] De acuerdo con ciertos textos tibetanos, el
Dr. Evans-Wentz considera que existe un estado intermedio en el que los seres
que mueren permanecen por una, dos, tres, cinco, seis o siete semanas hasta el
día cuarenta y nueve. Este punto de vista es contrario a las enseñanzas del
buddhismo theravada. The Tibetan Book of the
Dead, p.
160-165.
[7] Ver T.W. Rhys Davids,
The Questions of King Milinda, I., p. 127-128.
[8] Existen alrededor de un
millón de sistemas planetarios en la Vía Láctea en los que la vida puede
existir. Véase
Freed Hoyle, The nature of the Universe pp. 87-88.
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