EL REY SUDDHODANA Y LA REINA
MAHA MAYA
Hace mucho tiempo hubo un rey llamado Suddhodana.
Él se casó con una hermosa princesa koliya llamada Maha Maya. La pareja
gobernaba a los Sakyas, una tribu guerrera que vivía próxima a la tribu Koliya,
al norte de la India. La capital del país Sakya era Kapilavatthu.
Ya que el rey Suddhodana siempre había sido un muy
buen rey y la la reina Maha Maya era igualmente buena, todos en el reino los
amaban. Pero ellos no tenían hijos y durante mucho tiempo anhelaron tener uno.
En el palacio, una
noche de luna llena, la Reina tuvo un sueño. Sintió que su propio ser era
llevado por cuatro devas (seres celestiales, dioses) al lago Anutatta en el Himalaya. Después de
bañarla en el lago, los devas la vistieron con ropas celestiales. Poco después
apareció un elefante blanco, sosteniendo con su trompa una flor de loto blanca,
y giró tres veces a su alrededor. Finalmente el elefante desapareció. Ella
despertó y se encontró conque había sido un sueño. Al día siguiente, por la
mañana temprano, la Reina contó el sueño al Rey. El Rey estaba desconcertado,
entonces mandó a buscar a algunos hombres sabios que pudieran explicarle el
significado del sueño. Los sabios respondieron: "Su Majestad, eres muy
afortunado. Los devas han elegido a nuestra reina como la madre del Más Puro, y
el niño que vendrá se convertirá en un gran ser". Cuando escucharon esto, el Rey
y la Reina se sintieron muy felices. Estaban tan complacidos que invitaron al
palacio a muchos de los hombres más nobles del país para festejar y contarles
la buena nueva. Ni siquiera los necesitados fueron olvidados. Se dio ropa y
comida a la gente pobre.
El Nacimiento en el Parque Lumbini
Alrededor de diez meses después del sueño, la Reina
estaba expectante por el nacimiento de su hijo. Dirigiéndose al Rey le dijo:
"Amado mío, debo volver con mis padres. Mi bebé está por nacer". Ya que en la
India se acostumbraba que la esposa tuviera al bebé en la casa de sus padres,
el Rey manifestó su conformidad diciendo: "Muy bien, haré los arreglos
necesarios para tu partida".
Entonces, el Rey envió soldados al frente para
despejar el camino, y dejó algunos para cuidar de la Reina, quien era
transportada en un palanquín decorado. La Reina dejó Kapilavatthu en una larga
procesión de soldados y sirvientes yendo hacia la capital del reino de su
padre.
En el camino hacia
el territorio koliya, pasaron por un jardín conocido como Parque Lumbini; este jardín
estaba cerca del reino llamado Nepal, a los pies de las montañas del Himalaya. En
aquél momento, el parque estaba lleno del dulce perfume de las flores que
crecían en los árboles Sala, y miles de pájaros, abejas y otros insectos se
agrupaban en ellos. El hermoso parque con sus árboles y flores perfumadas y el
canto de los pájaros y las abejas atrajeron a la Reina. Como el parque era un
buen sitio para descansar, la Reina ordenó a quienes llevaban el palanquín que
se detuvieran allí durante un rato. No obstante, mientras descansaba bajo uno de
los árboles Sala, nació su bebé. Ése fue un día propicio. El nacimiento se
produjo en el mes de Vesak, el día de luna llena, en el año 623 a.e.c.
(Nota del traductor: antes de la era común, a.C.;
en general se toma el año -563).
De acuerdo con la leyenda de este nacimiento, el
bebé comenzó a caminar y dio siete pasos hacia adelante, apareciendo en la
tierra a cada paso que daba, allí donde sus pies habían pisado, una flor de
loto.
Otra leyenda nos cuenta que el bebé dijo:
"Aggohamsmi
Lokassa
Jettho
Lamasmi Lakassa
Settho
Hamasmi Lokkasa
Aya
mantina jati
Natthi
dani punabhavo."
"Soy el
principal en el mundo.
No hay
otro igual a mí.
Soy el
Supremo.
Éste es
mi último nacimiento.
No habrá
más renacimientos para mí."
Después
del nacimiento de su hijo, la reina Maha Maya retornó inmediatamente a
Kapilavattu. Cuando el Rey supo esto, se sintió muy feliz y hubo alegría en todo
el reino.
La Ceremonia del Nombre
El rey Suddhodana había tenido un anciano maestro,
como el maestro era muy erudito, fue conocido como un sabio. Su nombre verdadero
era Kala Devala, pero la gente acostumbraba a llamarlo "Asita, el sabio".
Asita vivía en la jungla. Había escuchado que el
Rey había tenido un hijo. Se sintió feliz porque era la primera vez que nacía un
niño en la familia real. Al día siguiente, él fue a conocer al hijo del Rey. El
rey estaba feliz de ver nuevamente a su sabio y anciano maestro. En el palacio,
después de que el sabio fue acomodado, el Rey llevó al Príncipe ante el sabio y
dijo: "Maestro, mi hijo ha nacido ayer. Él está aquí; le ruego que vea si su
futuro será bueno". En cuanto el Rey dijo esto, bajó al infante príncipe ante el
sabio para que pudiera examinarlo adecuadamente. Sin embargo, el bebé giró sus
pies hacia la cabeza del sabio y de esta manera lo sorprendió. Asita tomó los
pies del niño y los examinó muy cuidadosamente observando algunas marcas en los
pies del Príncipe; entonces se levantó y dijo: "Este príncipe se convertirá en
un gran Maestro en este mundo". El sabio estuvo muy complacido y juntando sus
palmas rindió sus respetos al bebé príncipe. El Rey, viendo esto, también hizo
lo mismo. Éste fue el primer saludo del Rey.
Todos estuvieron felices y complacidos de conocer
la predicción del sabio.
Al quinto día, el Rey invitó a cinco hombres sabios
a presenciar la ceremonia de nombramiento y a que sugirieran un buen nombre para
el Príncipe. Los sabios examinaron las marcas de nacimiento del Príncipe y
concluyeron: "El Príncipe será un rey de reyes si desea gobernar. Si opta por
una vida religiosa, se convertirá en el más sabio –el Buddha".
El más joven de los cinco sabios, llamado Kondanna,
dijo: "Este Príncipe será el Buddha, ninguna otra cosa". Entonces, los sabios le
dieron el nombre de Siddhartha, cuyo significado es "Deseo realizado".
Su Educación
El séptimo día, la madre del príncipe Siddhartha
murió. El Rey tenía otra reina llamada Prajapati Gotami. Ella era la hermana
menor de la Reina Maha Maya; ella había dado a luz a un varón el mismo día que
murió la reina Maha Maya. Entonces, Prajapati Gotami entregó a su hijo a una
nodriza y educó al príncipe Siddhartha como a su propio hijo, amándolo mucho; el
príncipe Siddhartha no podía recordar a su propia madre.
Cuando el príncipe Siddhartha tenía sólo unos pocos
años, el rey Suddhodana lo envió a la escuela. Había muchos niños en su clase y
todos provenían de familias nobles. Su maestro era llamado Sarva Mitra. Aprendió
idiomas, a leer, a escribir, matemáticas, historia, geografía, ciencias y muchos
deportes como: boxeo, arquería, lucha y otros. Aprendió todas estas materias más
rápido que cualquier otro niño de su clase. Era el más inteligente de la clase,
el mejor en los deportes y el mejor en todo, ganando distinciones en cada
especialidad, llegando a ser más habilidoso que sus propios maestros. Era el más
sabio y el único que formulaba preguntas a sus mayores; era el más fuerte, el
más grande y el más lindo de la clase. Jamás era perezoso ni descortés y nunca
desobedecía a sus maestros. Amaba a todos y todos lo amaban; era amigo de todo;
amable incluso con los animales, y jamás los lastimaba.
La Bondad del Príncipe Siddhartha
El príncipe Siddhartha era muy bondadoso con las
personas, con los animales y con toda clase de seres vivos. Como un muy valiente
jinete ganó numerosos premios en el país. Aunque no tenía que sufrir ninguna
privación ni dificultad, como lo poseía todo, sus pensamientos estaban siempre
puestos en la gente pobre y en el modo de vida de quienes trabajaban duro para
hacerlo feliz. Sentía pena por ellos y quería hacer que se sintieran tan felices
como él siempre lo era.
Un día estaba caminando por el bosque con su primo
Devadatta, quien llevaba consigo un arco y flechas. Repentinamente, Devadatta
vio un cisne volando y le disparó. Su flecha abatió al cisne y ambos chicos
corrieron para recogerlo. Como Siddhartha podía correr mucho más rápido que
Devadatta, fue el primero en alcanzar el ave, encontrando para su sorpresa que
el cisne seguía vivo; entonces, quitó suavemente la flecha del ala, tomó jugo de
hojas frescas y lo puso sobre la herida del pájaro para detener la pérdida de
sangre y con sus manos suaves acarició al cisne que se encontraba muy asustado.
Cuando Devadatta llegó para reclamar el cisne, naturalmente el príncipe
Siddhartha se rehusó a dárselo. Devadatta estaba muy enojado por ver que su
primo protegía al cisne alejándolo de él.
– "Dame mi pájaro; yo le disparé" –dijo Devadatta.
– "No, no voy a dártelo; si tú lo hubieses matado
habría sido tuyo, pero ahora que sabemos que sólo fue herido y está vivo, me
pertenece porque yo salvé su vida." –respondió Siddhartha.
Devadatta aún no estaba de acuerdo, entonces
Siddhartha sugirió: "Vayamos a la corte de los hombres sabios y preguntémosles a
quién le pertenece realmente el cisne".
Devadatta aceptó y ambos fueron a la corte de los
sabios para contarles acerca de la disputa. Los sabios dijeron: "Una vida
ciertamente debe pertenecer a alguien que trató de salvarla; una vida no puede
pertenecer a alguien que sólo trató de destruirla". Por derecho, el cisne herido
le perteneció a Siddhartha.
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